Profecias Biblicas
PREDICCIONES DEL FIN
Durante la década de los 80s un torrente de publicaciones no oficiales de Adventistas del Séptimo la sostenían, a partir de una sorprendente variedad de "evidencias", que la segunda venida de Cristo estaba a la vuelta de la esquina. Ninguna de ellas parecía preocuparse de que el mensaje del tercer ángel había o no llegado a los inalcanzados. Mas bien, se centro la atención a las crisis financieras, ciclos del Jubileo, el numero de Papas desde 1929 - y al estudio impecable de la Biblia. Y la misma tendencia general continua hoy.
Este estudio mostrara que por muy "nuevos" y "convincentes" que suenen a nuevos oídos modernos, difieren un poco en substancia de antiguos intentos entre los adventistas en fijar una fecha. En lo siguiente, note como cada uno intenta, sujetándose a algún concepto bíblico legitimo, surgir con una fecha plausible del advenimiento.
1. ENFOCADOS EN EL DIA DE LA EXPIACION
Cuando Jesús no apareció como se esperaba el 22 de octubre de 1844, muchos Mileritas Adventistas dejaron de creer en la profecía de los 2,300 días. Para aquellos que sostuvieron su fe, algunos - Elena G. White entre ellos - llegaron a enfocar el Día de la Expiación en Octubre de 1845 como la fecha del Advenimiento.
La posición se basaba en lo que parecía - en vista de su gran deseo por ver a Jesús - de ser un argumento bíblico. Jesús había dicho que no regresaría hasta la "cuarta vigilia". Tomando el "clamor de media noche" de Octubre de 1844 como el fin de la segunda vigilia y el Pascua de 1845 como el fin de la tercera vigilia, ellos ansiosamente razonaron que el Día de la Expiación de 1845 marcaría el fin de la cuarta vigilia.
Sin embargo, un poco antes de que la fecha llegara, a Elena White (entonces Elena Harmon) se le dio una visión en la cual se le mostró que Cristo no podía regresar tan pronto, ya que las siete plagas aun no empezaban a caer. Esto fue una nueva luz para ella. Los Milleritas habían entendido que las plagas habían empezado a caer en Babilonia durante la Reforma. La Sra. White nunca mas se volvió a involucrar en poner fechas.
2. SIETE VECES
En 1850, Joseph Bates, trabajando arduamente para enseñarle a la gente acerca del santuario, noto en Levíticos 16 que el Día de la Expiación el sumo sacerdote salpicaba siete veces en el Lugar Santísimo para repara los pecados de la congregación. El razono que estas "siete veces" significaban lo mismo que en Daniel 4:25, cada "vez" representaba un año.
De esta forma las siete veces, dijo, eran los siete años de Octubre de 1844 a Octubre de 1851. Esto completaría el ministerio del Día de la Expiación y de esta forma Cristo regresaría por sus hijos en 1851.
En algún momento durante 1851, sin embargo, Jaime y Elena White le advirtieron a Bates de su error - aparentemente mientras esperaban el tren. El buen Capitán Bates acepto la reprimenda y desistió pronto de su idea para no decepcionarse.
3. LA IDEA DE LOS "40 AÑOS"
Los primeros Adventistas se vieron como Israel en el fin del tiempo de Dios, haciendo su éxodo desde el Egipto de la Babilonia moderna. Como el antiguo Israel, recibieron mandamientos - en particular el del Sábado - en el contexto del mensaje de los tres ángeles.
El motivo del Exodo dirigió inevitablemente a algunos de ellos a ver su situación en la luz de los 40 años de Israel vagando en el desierto y preguntándose si tal vez la segunda venida pudiese tardar tanto como hasta 1884, el cuarentavo año de 1844.
Hiram Edson envío sabiamente un articulo a la Review, mostrando que tal razonamiento era inapropiado y el editor Uriah Smith lo publico entusiásticamente. (La principal preocupación de Edson era de alentar la posición de que Cristo podría venir antes de 1884)
La idea de los 40 años vino a ocupar un lugar preeminente en 1928, el cuarentavo año después de 1888. No había regresado el pueblo de Dios al desierto de Kadeshbarnea de Minneapolis? En esta declaración, el apreciado Meade MacGuire presento una Semana de Oración en el Colegio Misionero Emanuel (ahora parte de la Universidad de Andrews) para predicar que los 40 años de vagar estaban aparentemente por terminar y la segunda venida de Cristo estaba muy cerca.
4. LLUVIA TARDIA Y LEY DOMINICAL
Siguiendo la sesión de la Conferencia General de 1888 en Minneapolis, Minnesota. E.J. Waggoner, A.T. Jones y la Sra. White predicaron en campestres y series de reavivamiento con remarcada efectividad. Parecía que la lluvia tardía empezaba a caer.
Mientras tanto, ciertos desarrollos ominosos empezaban a tomar lugar en los Estados Unidos, rearmando eventos predecidos a ocurrir justo antes del tiempo de problemas - en particular, un intento del Congreso de los Estados Unidos trató de dictar una ley dominical.
En espera de tal sorprendente evidencia, sin embargo, la Sra. White fue inspirada para escribir lo siguiente en septiembre de 1891:
"Nosotros no estamos para vivir bajo la excitación del tiempo...Ellos (los seguidores de Cristo) deben observar, esperar, orar y trabajar, mientras se aproxima el tiempo de la venida del Señor, pero ninguno podrá predecir cuando llegará ese momento, "porque la hora y el día no la conoce ningún hombre". No podrán decir que El vendrá en uno, dos o cinco años, ni posponer su venida diciendo que no vendrá hasta dentro de 10 o 20 años."
Cerca del mismo tiempo en que ella dio esta advertencia, la Sra. White se sintió llamada a realizar uno de sus mas "arduos" trabajos. Era reprobar a un hombre dedicado quien, en su lecho de muerte, estaba usando un cuadro de los últimos días para mostrar que Cristo iba a regresar en una fecha especifica dentro de pocos años. "Oh, como mi corazón desearía que el no hiciera necesario para mi decirle justo lo que el estaba haciendo," dijo después recordando el incidente. "Hizo un cuadro", recordó "y razono desde las escrituras que el Señor vendría en una fecha especifica, en 1894, creo. Mucho de su razonamiento parece no tener ni una grieta."
Sintiéndose obligada "a hablar plenamente en respuesta de esta nueva luz" ella dijo "le dije a la gente que las palabras que habían escuchado no eran de verdadera inspiración. La luz maravillosa, la cual presenta tal verdad, fue la mala aplicación de las Escrituras. El trabajo del Señor no terminara en 1894. La Palabra del Señor para mi fue 'Esto no es verdad, pero llevara a caminos extraños y algunos se confundirán ante tal representación y dejaran su fe'."
5. EL NUMERO MAGICO - 144,000
Cuando el Pastor S. N. Haskell llego de Australia a América en 1899, se impresiono al encontrar un significativo numero de Adventistas intentando tener el mayor numero posible de hijos y adoptando el mayor numero de niños posible. El argumento que él escuchó era el siguiente: ahora que la cifra de la membresía Adventista es de 75,000, y con el total profético requerido del remanente era solo de 144,000, los Adventistas podían apresurar el fin alcanzando el numero requerido tan rápido como fuera posible con sus familia. Haskell le reporto a la Sra. White, aun en Australia, que el estaba visitando los estados buscando distraer de tales temas y tratando de restaurar el interés del mensaje de los tres ángeles.
La ridiculez de la adopción cesó rápidamente, pero el interés de los 144,000 pareció profundizarse en tanto el numero de Adventistas se acercaba mas al numero místico. Sin embargo, mientras discusiones impropias se daban entre ministros que tenían diferentes conceptos de los 144,000, la Sra. White (ahora madre White) envejeciendo en su esperanza de que su gente hiciera caso a sus consejos y llevara el mensaje alrededor del globo, dio que en temas como el de los 144,000 el silencio valía oro.
6. ARMAGEDON
La Gran Guerra de 1914-1918 comprensiblemente estimulo intereses en el Armgedón. Mientras el editor de la Review, F. M. Wilcox advirtió a los Adventistas del Séptimo Día a ser cuidadosos, el presidente de la Conferencia General, A. G. Daniells y muchos de nuestros evangelistas esperaban una confrontación trascendental en Palestina entre loas armadas Aliadas y el Imperio Otomano (El "Turco").
Mientras, el ejercito del General E. H. Allenby acampaba con urgencia hacia el norte cerca de la armada de Otomana en Megido en 1918, los Adventistas (además de muchos otros cristianos) sostenían su aliento. ¿Este era el momento cuando "el reino del norte" vendrá "a su fin, con nadie que lo ayude"?
Elena White, ahora durmiendo, no podía dar ayuda. Los Adventistas que fallaron en atender las advertencias del pastor Wilcox y de los pioneros como la Sra. White, se decepcionaron cuando la guerra termino sin Armagedón y con el control de los Otomanos de Turquía.
7. "COMIDA DE GUSANOS"
A principio de 1850s a la Sra. White se le mostró en visión que entre el pequeño numero de personas presentadas en una reunión particular, algunos serian "comida para gusanos, algunos objeto de las siete plagas, (y) algunos estarían vivos y permanecerían en la tierra para ser trasladados en la venida de Jesús. Casi al instante uno de los aquellos presentes, Clarissa Bonfoey, manifestó síntomas de cáncer terminal y en tres días después de la reunión murió. La prontitud de su muerte fue tomada como evidencia divina que el tiempo de los otros necesitarían esperar a Jesús - o las plagas - el cual seria tambien relativamente corto.
Como otros quienes habían escuchado la declaración "comida para gusanos" de la Sra. White empezó a decaer, sin embargo, la atención se enfocó en un cierto bebe que se decía que había estado presente en dicha reunión. Para los años 1930 este niño había crecido. Y si el estaba en el grupo de los que iban a vivir hasta ser traslados en la segunda venida, entonces la segunda venida no podía estar lejos.
A principios de los años 1930s, cuando era niño y vivía en Bretaña, recuerdo haber escuchado a una persona consagrada expresar su fe diciendo que la venida de Cristo debía estar ciertamente muy cerca. Entonces escuchamos que el "bebe" había muerto.
8. ESTA GENERACION
En los años 1930s y 1940s los Adventistas del Séptimo Día tendían asirse a cualquier información que salió a la luz acerca de individuos jubilados - los Hunzas, por ejemplo, y veteranos arrugados de la Guerra Civil Americana. Tales personas habían estado vivas en Noviembre de 1833 y podían con un poco de esfuerzo, ser considerados parte de la "generación" que presenció lo último de las señales del sol, luna y estrellas de Mateo 24. Su misma edad intimó la cercanía del regreso de Cristo. Ay de mi, sin embargo, ellos también pagaron su deuda final con la naturaleza.
Los ejemplos de fijar fechas citadas aquí (y muchas mas que pude haber citado) tienen un lado feliz. Por una lado, ninguna de ellas ha sido oficialmente aprobada por la iglesia. Todos nuestros ejemplos de esta forma yacen en el reino de la devoción popular. Pero otro aspecto feliz, estos muchos ejemplos de fijar fecha atestiguan el vigor de la "esperanza del Advenimiento" así como vive en el corazón del pueblo adventista. De hecho, muchos de nuestros ejemplos están más lejos de ser fanáticos que melancólicos. Y muchos de los cálculos hasta pudieron haber sido vindicados si los Adventistas hubieran atendido, como debían hacerlo, su potencial para apresurar el Advenimiento esparciendo el mensaje de tos tres ángeles al mundo.
Nosotros debemos saber que la venida de Cristo esta cerca. Jesús lo dijo. Las señales en la luna, sol y estrellas - cuyo cumplimiento era para marcar que el final esta "cerca" - ha sido cumplido.
La profecía de los 2,300 días ha expirado, y de esta forma el juicio final ha empezado ya. ¿Qué otra evidencia necesitamos que la que nosotros estamos viviendo en el tiempo del final? Nuestro deber no es animarnos unos a otros con especulaciones de tiempo complicadas. En cambio, es nuestro trabajo advertir al mundo que el juicio final ha comenzado y urgir a cada individuo de la tierra a aceptar el evangelio.
Nuestro mensaje no esta centrado en el tiempo, esta centrado en Cristo y su mensaje.
Este articulo fue tomado de la Adventist Review
¿SON ACEPTABLES LAS VARIANTES PARA INTERPRETAR EL LIBRO DE DANIEL?
La profecía como pasado y futuro
Estoy escuchando que algunos adventistas están interpretando como literal el período mencionado por Daniel 12:5 al 13. ¿Qué piensan acerca de esta variante?
Efectivamente, hay algunos que aplican al futuro los textos mencionados en la pregunta. Piensan que ciertos acontecimientos sucederán después que Miguel se levante (vers. 1). En consecuencia, dicen que los períodos proféticos mencionados en dichos textos –1,260; 1,290; 1,335 días respectivamente, deben ser considerados como días literales que todavía están en el futuro.
Utilizando el método histórico de interpretación, tradicionalmente los adventistas han considerado que los días proféticos representan años. Con la intención de introducir un doble cumplimiento apocalíptico, cualquier intento de armonizar la concepción futurista con la historicista, echa por tierra nuestro sistema de interpretación profética. Al no contar con el aval ni el contexto, tampoco del resto del libro de Daniel, la mencionada pretensión no tiene asidero. Lo fundamentaré:
1. Estructura de la visión. La visión que figura en el capítulo 10 comprende hasta el versículo 4 del capítulo 12, el cual finaliza con la conclusión registrada en los versículos 5 al 13 del último capítulo de Daniel. La introducción registra una conversación sostenida por Daniel con dos criaturas celestiales. La conclusión de la visión describe la misma conversación sostenida por el profeta con los citados personajes. Se trata de una unidad literaria de estructura simple.
2. Períodos que abarcan. El factor tiempo de las profecías de Daniel se encuentra al final de las visiones. En el capítulo 7 la visión se describe desde el versículo 1 al 14; el aspecto del tiempo se registra en el versículo 25. En la visión de Daniel 8:1 al 12 el asunto tiempo está presentado en el versículo 14. Esto indica que el tema tiempo del capítulo 12:5 al 13 está directamente relacionado con la visión del capítulo 11.
3. Daniel 7 y los 1,260 días. Las tres veces y media, período profético/1,260 días, se introduce por primera vez en Daniel 7:25 en un contexto claramente simbólico. Por esto no existe razón alguna para interpretar en forma literal el mismo período que aparece en el versículo 7 del capítulo 12. Este planteamiento invalida el principio día por año. Su aplicación es una inconsistencia. Además Daniel 12:7, período durante el cual los enemigos de Dios persiguen al "pueblo santo", constituye un paralelo perfecto del capítulo 7.
4. Relación lingüística entre los capítulos 11 y 12. La frase "¿Cuándo será el fin de estas maravillas?" (12:6) se refiere a Daniel 11:36, el texto en el cual se encuentra la misma raíz hebrea – pala- que se utiliza para describir las palabras que los enemigos pronunciaron contra Dios (véase 8:24). Ambos textos indican que el poder del mal tendrá éxito sólo durante un determinado período. El capítulo 11 es el que se ocupa de ese tiempo específico durante el cual este fenómeno se realiza y, al mismo tiempo, señala que tendrá su fin después que los enemigos acaben con "la dispersión del poder del pueblo santo" (12:7). Estos hechos se describen en Daniel 7:25 y 8:24, textos que utilizan la misma terminología designada para los siervos de Dios. Otras conexiones incluyen referencias a los "impíos" (Dan. 11:32; 12:10), y los verbos "comprender" (11:33; 12:10), "limpiar", "emblanquecer" y "purificar" (11:35; 12:10).
La palabra "continuo" en Daniel 11:31 y 12:11 se utiliza junto con el verbo "quitar/abolir". Ambos usan la frase " la abominación desoladora" en conjunción con el verbo "establecer". Por esto es que no hay posibilidad alguna para que estos dos textos estén considerando situaciones diferentes. Al utilizar la misma terminología el escritor afirma que está haciendo referencia al mismo tema. Por lo tanto, los períodos mencionados en Daniel 12:11, 12 –1,290 días y 1,335 días-, deben aplicarse a los hechos descritos en Daniel 11:31. Daniel 12:7 describe el período de persecución que se menciona en el capítulo 11:32 al 35.
Definir el cumplimiento histórico de los 1,290 días y de los 1,335 no ofrece dificultad. Primero, los 1,290 días no están asociados con la obra realizada por los enemigos de Dios mencionados en todas partes. Daniel 7 puntualiza que el control ejercido por un poder religioso/político contra el pueblo de Dios llegaría a su fin en 1798, fecha que señala el fin de los 1,290 años. Su punto de partida es el 508 d.C. cuando los francos vencieron a los arrianos visigodos. Segundo, los 1,335 días constituyen una extensión de los 1,290 días, lo que indicaría que comenzaron al mismo tiempo. Esto significa que los 1,335 años finalizaron en 1843/1844.
El "Continuo" y la "Abominación Asoladora" de Daniel 12:11
En el libro de Daniel hay dos expresiones cúlticas que trataré de interpretar de acuerdo al contexto en que aparecen. La primera es la "abominación desoladora" (shiqqusim meshomem, hashshiqqus meshomem y shiqqus shomem) de Daniel 9:27; 11:31 y 12:11. La segunda es 'el continuo' (tamid) que se encuentra en Daniel 8:11-13; 11:31 y 12:11.
Probablemente si uno logra interpretar correctamente estas dos expresiones de Daniel 8:11-13; 9:27 y 11:31, en su debido contexto, gramatical e histórico, también pueda interpretar correctamente las dos expresiones cúlticas idénticas que aparecen en Daniel 12:11.
Estoy consciente de la historia exegética de estas dos expresiones cúlticas dentro de nuestra iglesia. También estoy consciente de que en el año 1908 la sierva de Dios se vio en la necesidad de escribir a dos líderes de la Iglesia Adventista que tenían opiniones contrarias sobre la interpretación del "continuo" de Daniel 8:11-13, diciéndoles que no tenía luz especial sobre el punto en discusión y que además no veía la necesidad de discutirlo (carta al pastor W. Prescott). También agregó, entre otras cosas, que en ese momento histórico de la iglesia no debería tocarse el tema, y que en lo que pudiera decirse en favor de cada posición, el silencio era elocuencia (carta al pastor S. N. Haskell).
Alguien podría preguntar, si a la sierva de Dios no se le concedió luz especial sobre estas dos expresiones cúlticas, y que en 1908 el silencio era elocuencia en relación al tema, ¿por qué dedicar tiempo ahora a estudiar esas dos expresiones? ¿Por qué habría de ser importante comprenderlas en nuestros días? Sin adelantarme a la exposición de mi tema, me concretaré a decir que la importancia de estas dos expresiones radica en que están muy relacionadas con los eventos de los últimos días de la historia de nuestro mundo y que es nuestro deber saber en qué momento de la historia nos encontramos.
La señora White, al comentar sobre los líderes de Judá que vivieron en el tiempo de nacimiento de Cristo, escribió: "'Cuando se produjo el primer advenimiento de Cristo los sacerdotes y fariseos de la ciudad santa, a quienes fueran confiados los oráculos de Dios, habrían podido discernir las señales de los tiempos y proclamar la venida del Mesías prometido. La profecía de Miqueas señalaba el lugar de su nacimiento (Miq. 5:2). Daniel especificaba el tiempo de su nacimiento (Dan. 9:25). Dios había encomendado estas profecías a los caudillos de Israel; no tenían, pues, excusa, por no saber que el Mesías estaba a punto de llegar, y por no habérselo dicho al pueblo. Su ignorancia era el resultado de su descuido. Los judíos estaban levantando monumentos a los profetas de Dios que habían sido muertos, mientras que con la deferencia con que trataban a los grandes de la tierra estaban rindiendo homenaje a los siervos de Satanás. Absortos en sus luchas ambiciosas por los honores mundanos y el poder, perdieron de vista los honores divinos que el Rey de los cielos les había ofrecido" (El conflicto de los siglos, págs. 358, 359. En lo sucesivo el título de este libro se abreviará CS). Pocos párrafos más adelante añade: "¡Oh, qué lección enseña esta maravillosa historia de Belén! ¡Qué reconvención para nuestra incredulidad, nuestro orgullo y amor propio! ¡Cómo nos amonesta a que tengamos cuidado, no sea que por nuestra criminal indiferencia, nosotros también dejemos de discernir las señales de los tiempos, y no conozcamos el día de nuestra visitación!" (Id., pág. 360. El énfasis es nuestro).
La misma autora declaró: 'No debe interpretarse una declaración del Salvador en forma tal que venga a anular otra. Aunque nadie sepa el día ni la hora de su venida, se nos exhorta y se requiere de nosotros que sepamos cuándo está cerca. Se nos enseña, además, que menospreciar su aviso y negarse a averiguar cuándo su advenimiento esté cercano, será tan fatal para nosotros como lo fue para los que viviendo en días de Noé no supieron cuándo vendría el diluvio' (Id., págs. 420, 421. El énfasis es de la autora).
Como se nota en la última cita, "se requiere de nosotros que sepamos cuán cerca está" nuestro Señor, ya que "negarse a averiguar cuándo su advenimiento esté cercano" puede ser tan fatal para nuestra iglesia o para nosotros como lo fue para los antediluvianos.
La abominación desoladora.
Con estos pensamientos en mente comencemos nuestro estudio tratando de entender, en primer lugar, la expresión "abominación desoladora". Pero antes de continuar desearía que quedara bien claro que esta interpretación es tentativa. La presento con el ardiente deseo de estimular la investigación y el estudio de la Palabra de Dios que es la antorcha que alumbra en la oscuridad, hasta que el día amanezca.
Lo primero que quiero hacer notar es que nuestro Señor Jesucristo hizo referencia a la "abominación desoladora" anunciada por el profeta Daniel, en su sermón escatológico (Mal. 24:15; Mar. 13:14; cf. Luc. 21:20), que tenía que ver con el fin de la nación judía como pueblo de Dios, incluyendo a la ciudad de Jerusalén y el santuario, y que también tiene que ver con el fin del mundo.
En otras palabras, el sermón del Señor Jesús en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21 tiene un doble cumplimiento. El primero ya tuvo lugar en los eventos que culminaron con la destrucción de Jerusalén y del santuario en el año 70 d. C. El segundo tendrá lugar en los eventos que van a culminar con la destrucción del mundo.
Estas dos grandes crisis fueron predichas por nuestro Señor Jesús para contestar las dos preguntas que le hicieron sus discípulos. La primera tenía que ver con el tiempo de la destrucción del templo: "¿Cuándo sucederán estas cosas?" Y la segunda tiene que ver con eventos indicadores de la segunda venida de Jesús: "¿Cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?"
La señora White, al comentar sobre el sermón escatológico del Señor Jesús, declaró: "La profecía del Señor entrañaba un doble significado; al par que anunciaba la ruina de Jerusalén, presagiaba también los horrores del gran día final" (CS., pág. 28). La misma autora, en otro de sus libros, escribió: "En su amonestación a sus discípulos, Jesús no consideró por separado la destrucción de Jerusalén y el gran día de su venida. Combinó la descripción de estos dos acontecimientos. Si hubiese revelado a sus discípulos los acontecimientos futuros como los contemplaba él, no habrían podido soportar la visión. Por misericordia hacia ellos, fusionó la descripción de las dos grandes crisis, dejando a los discípulos estudiar por sí mismos el significado. Cuando se refirió a la destrucción de Jerusalén, sus palabras proféticas llegaron más allá de este acontecimiento hasta la conflagración final de aquel día en que el Señor se levantará de su lugar para castigar al mundo por su impiedad, cuando la tierra revelará sus sangres y no encubrirá más sus muertos. Este discurso entero no fue dado solamente para los discípulos, sino también para aquellos que iban a vivir en medio de las últimas escenas de la historia de esta tierra" (El Deseado de todas las gentes, págs. 581, 582).
Está claro, pues, que el sermón profético tiene doble cumplimiento.
Ahora tratemos de ver cuál es el significado de la expresión "abominación desoladora" de Daniel 9:27, a la cual se refirió nuestro Señor Jesús en su sermón escatológico.
Para lograr este objetivo debemos descubrir primero cómo utilizaron los autores del Antiguo Testamento o la Biblia Hebrea, la palabra "abominación" (shiqqus). Aquí cabe mencionar que en el idioma hebreo hay tres palabras que se traducen al español como "abominación". La primera de ellas es ebah, que se utiliza en el área de la ética moral. La segunda es sheqes que, por lo general, se usa en relación a las comidas no limpias o inmundas (Lev. 11:13, 20, 23; 41, 42. La tercera y última es shiqqus que siempre se utiliza en conexión con prácticas idolátricas, ya sea que se refiera al ídolo en sí (Jer. 16:18) o a alguna otra cosa relacionada con el ritual idolátrico.
De estas tres palabras hebreas que se traducen como "abominación", la que más nos interesa comprender es shiqqus, porque ese es el término que se utiliza en los versículos de Daniel 9:27; 11:31; 12:11.
Para confirmar este punto de vista veamos algunos ejemplos del uso del término shiqqus en el Antiguo Testamento. En 1 Reyes 1 1:5 dice: "Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable (shiqqus) de los amonitas". También. en el versículo 7 dice: "Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusa-lén, y a Moloc, ídolo abominable (shiqqus) de los hijos de Amón" (véase también 2 Rey. 23:13). Es muy claro en estos dos pasajes que shiqqus tiene que ver con un ídolo pagano.
En Ezequiel 11:18 la misma palabra, aunque en plural, se relaciona con la idolatría: "Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones" (shiqqusim). Lo mismo ocurre en 11:21: "Mas aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová el Señor".
A la luz de estos ejemplos se puede ver que las palabras "abominación" shiqqus y "abominaciones" shiqqusim están ligadas a un ídolo o ídolos u otra cosa relacionada con el ritual idolátrico.
Ahora surge la pregunta, ¿qué es entonces la "abominación desoladora" de Daniel 9:27, referida por nuestro Señor en su sermón escatológico?
La respuesta no puede ser otra que esa "abomi-nación" tiene que referirse a los ídolos de Roma o a algún otro elemento de Roma relacionado con el culto idolátrico. Si alguno pregunta, ¿por qué Ro-ma? Respondemos, porque ese es el poder que destruye el santuario en Daniel 8 y 9.
Esta respuesta concuerda con el siguiente comentario de la señora White: "Y el Salvador advirtió a sus discípulos: 'Por tanto, cuando viereis la abominación del asolamiento, que fue dicha por Daniel, profeta, que estará en el lugar santo (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes' (Mat. 24:15, 16; Luc. 21:20). Tan pronto como los estandartes del ejército romano idólatra fuesen clavados en el suelo sagrado, que se extendía varios estadios más allá de los muros, los creyentes en Cristo debían huir a un lugar seguro. Al ver la señal preventiva, todos los que quisieran escapar debían hacerlo sin tardar" (CS., págs. 28, 29).
Queda establecido, entonces, que la "abominación desoladora", de la cual habló nuestro Señor Jesús tiene que ver, en su primer cumplimiento, con "los estandartes idolátricos del ejército romano" clavados en el suelo sagrado alrededor de la ciudad de Jerusalén. Pero, ¿qué haremos con la interpretación de san Lucas que intercambia la expresión "abominación desoladora" por "un ejército"? (Luc. 21:20). El problema se resuelve si tomamos en cuenta que ese ejército tenía estandartes idolátricos que eran el símbolo de la autoridad romana. Esta interpretación está en armonía con el uso de la palabra shiqqus (abominación) en el Antiguo Testamento.
Antes de ver qué será la "abominación desoladora" del segundo cumplimiento o del tiempo del fin, tratemos de descubrir el significado probable de la palabra 'continuo'.
El continuo
Las palabras "continuo", "continuamente" y "perpetuo" son los términos utilizados en español para traducir la voz hebrea tamid. Sin embargo, esta misma palabra ha sido traducida en Daniel 8:11-13;11:31; y 12:11 como "continuo sacrificio". ¿Es al "continuo sacrificio" que se refiere tamid en el libro de Daniel?
Antes de contestar esta pregunta es necesario que veamos cómo se usa la palabra tamid en el Antiguo Testamento. A continuación presento algu-nos ejemplos:
Exodo 25:30: "Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente" (tamid).
Exodo 29:38: "Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año cada día continua-mente" (tamid).
Exodo 30:8: "Y cuando Aarón encienda las lámparas al anochecer, quemará el incienso; rito perpetuo (tamid) delante de Jehová por vuestras generaciones".
Levítico 24:2: "Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas continuamente" (tamid).
Números 28:3: "Y les dirás: Esta es la ofrenda encendida que ofreceréis a Jehová: dos corderos sin tacha, de un año, cada día, será el holocausto continuo" (tamid).
Es claro que la palabra hebrea tamid no se utiliza sólo en relación al sacrificio diario del templo judío, sino también en relación a las lámparas, los panes de la proposición y el altar del incienso del santuario de Dios. Por eso me parece más apropiado interpretar la palabra tamid de los versículos de Daniel, dependiendo del contexto en que aparezca, como el culto o servicio del santuario en Jerusalén o simple-mente el culto del verdadero Dios.
Si esta interpretación es correcta, entonces el "continuo" de Daniel 8:11-13, que fue quitado por el "cuerno pequeño", se refiere al servicio del santuario de Jerusalén que fue descontinuado por el ejército romano cuando literalmente echó por tierra el templo de Jerusalén. También puede referirse el continuo del mismo pasaje al culto del verdadero Dios que fue sustituido por un culto pagano o semipagano en la Edad Media.
La abominación desoladora del tiempo del fin
Ahora veamos el significado de la "abominación desoladora" del tiempo del fin o de los últimos días.
Comenzamos nuestra argumentación diciendo que nuestro Señor Jesús hizo referencia a la "abominación desoladora" en su sermón escatológico. También dijimos que dicho sermón tiene doble cumplimiento. Que el primero tuvo lugar en el pasado y que el segundo lo tendrá en el futuro.
Vimos también que la "abominación desoladora" del primer cumplimiento tuvo que ver con los estandartes idolátricos del ejército romano que eran el símbolo de la autoridad del imperio romano pagano. Ahora nos toca investigar el significado de la "abominación desoladora" del tiempo del fin.
Todo estudioso sincero y diligente del libro de Daniel encontrará en las profecías de dicho libro que Dios reveló al profeta toda la historia de nuestro mundo, desde su tiempo hasta la venida de nuestro Señor en gloria y majestad.
También encontrará en dichas profecías que en el transcurso de esa historia se levantarían cuatro grandes imperios: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma (Dan. 2). Hallará, además, que el cuarto o último imperio sería dividido y que de ese reino saldría un "cuerno pequeño" que dominaría por "tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo" (Dan. 7:25). Según la interpretación de la mayoría de nuestros eruditos, ese "cuerno pequeño" simboliza a la Roma papal que, en una forma u otra, impuso su poder sobre los "santos del Altísimo" desde el año 538 hasta 1798 d. C. Este mismo poder, a nuestra manera de ver, está representado por el "rey" de Daniel 1 1:36-45, por el "hombre de pecado" de 2 Tesalonicenses 2:1-12 y por la "bestia" que sube del mar de Apocalipsis 13:1-10.
Es en el capitulo 13 de Apocalipsis donde encontramos que esa potencia recibiría una herida de muerte, pero que ésta se curaría (Apoc. 13:3). Este simbolismo de herida y sanamiento nos indica que aunque ese poder recibió una herida de muerte en 1798, cuando le quitaron su poderío, también resur-giría de nuevo con el mismo poder, o aún mayor, a tal punto que los habitantes de la tierra, maravilla-dos, le rendirían culto (Apoc. 13:3, 4).
Si esta interpretación es correcta, entonces ese poder polítco-religioso que está representado por el "cuerno pequeño" de Daniel 7:24-26 y por el "rey" de Daniel 11:36-45 existirá cuando se levante Miguel y el mundo sea sumido en una angustia tal que jamás hombre alguno haya conocido (Dan. 12:1). En otras palabras, ese poder político-religioso estará activo en el "tiempo del fin" (et qes) o en la última parte de la historia de nuestro mundo.
Según Daniel 11:40-45, es en el "tiempo del fin" cuando ese poder entraría "a la tierra gloriosa". Es en ese tiempo cuando se apoderaría "de los tesoros de oro y plata". Es en ese tiempo cuando "noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos". Es en ese tiempo cuando "plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo".
Es también en ese "tiempo del fin" cuando Miguel se levantará, cuando ocurrirá el tiempo de angustia y la resurrección especial (Dan. 12:1-3). De paso, es esta porción de Daniel 11:40 al 12:3 que se le dijo al profeta que sellara hasta el "tiempo del fin" (et qes, Dan. 12:4).
La expresión temporal "tiempo del fin" (et qes), es exclusiva del libro de Daniel (Dan. 8:17; 11.-35, 40; 12:4, g). Sin embargo, la palabra qes (fin) por sí sola aparece en otros libros del Antiguo Testamento; y por el uso que se le da en esa sección de la Biblia, se puede concluir que ese término tiene un significado escatológico. Por ejemplo, en Amós 8:2 qes indica el fin del reino de Israel del norte; y en Ezequiel 7:2, 6 qes indica el fin del reino de Judá (véase también Habacuc 2:3). En base a estos ejemplos, y al contexto de la visión de Daniel 8, me inclino a pensar que en Daniel 8:17 la expresión "tiempo del fin" puede referirse al fin de la nación judía como pueblo de Dios y también al período final de la historia de nuestro mundo. En cambio, en otros contextos la expresión "tiempo del fin" no puede referirse más que al período final de la historia humana que ha sido determinado por Dios (Dan. 11:40-12:4).
De acuerdo a la señora White "el tiempo del fin" de Daniel 12:4 comenzó en 1798. Notemos sus palabras: "Pero la parte de su profecía que se refería a los últimos días, debía Daniel cerrarla y sellarla 'hasta el tiempo del fin'" (C&, págs. 404, 405). Y pocas líneas más adelante, añadió: "Pero desde 1798 el libro de Daniel ha sido desfilado, la ciencia de las profecías ha aumentado y muchos han proclamado el solemne mensaje del juicio cercano" (Ibíd).
Al llegar a esta parte de nuestro estudio es muy importante notar que el profeta Daniel, antes de concluir su libro, nos comenta que oyó a uno que estaba en la orilla del río preguntarle "al varón vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin (qes) de estas maravillas?" (Dan. 12:6). A lo cual respondió el "varón vestido de lino" que será "por tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo" (Dan. 12:7). La pregunta del ángel dirigida al "varón vestido de lino" se puede entender de dos maneras. Dependiendo del contexto, la expresión hebrea ad matay puede significar "hasta cuándo" o "cuánto tiempo". Por la forma gramatical de la respuesta que le dio "el varón vestido de lino" al ángel, me parece que la pregunta de éste fue la siguiente: ¿Cuánto tiempo será el fin de estas maravillas?, y la respuesta del "varón vestido de lino" fue: "Por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo" (Dan. 12:7).
Si mi interpretación es correcta, las maravillas de la pregunta del ángel son las maravillas de "el fin" (qes) del "tiempo del fin" (et qes). Sin embargo, Daniel declara que él oyó pero no entendió. De allí que él mismo se atrevió a preguntar: "¿Cuál será el fin (aharit) de estas cosas?" (Dan. 12.8). En otras palabras, ¿qué evento ocurrirá en la "parte final" (aharit) correspondiente a las maravillas? A pesar de que le dijeron a Daniel que estas cosas estaban cerradas y selladas hasta el tiempo del fin" (Dan. 12:9), le dieron una respuesta: "Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados..." (Dan. 12:10).
Además, siendo que Daniel preguntó por un evento, el "varón vestido de lino" añadió: "Desde el momento que sea quitado el continuo (tamid) y se establezca la abominación desoladora (shiqqus shomem) habrá mil doscientos noventa días" (Dan. 12:11).
Es en este contexto de la visión de la historia que debemos entender la "abominación desoladora" y el "continuo" de Daniel 12:11. En otras palabras, este "continuo" y esta "abominación desoladora" todavía van a tener su cumplimiento en la "parte final" (aharit) del "tiempo del fin" (et qes).
Como ya hemos comentado anteriormente, la palabra "abominación" (shiqqus) tiene que ver con la idolatría, ya sea que se refiera a los ídolos o a alguna otra cosa ligada con el culto pagano. Por lo tanto, la "abominación desoladora" de Daniel 12:11 también tiene que referirse a un ídolo o ídolos o a alguna otra cosa ligada con el culto idolátrico. Por lo tanto, la "abominación desoladora" de Daniel 12:11 también tiene que referirse a un ídolo o ídolos o alguna otra cosa relacionada con la idolatría. Por el contexto de la visión, es muy probable que esta "abominación" de Daniel 12:11 tenga algo o mucho que ver con el "rey" de Daniel 11:40-45, que es el mismo poder de Apocalipsis 13. Si esto es así, entonces la "abominación" de Daniel 12:11 se refiere a un día que está relacionado con la idolatría, o sea el día domingo, que es el signo o marca de la autoridad de la Roma Papal.
Esta conclusión concuerda con la siguiente declaración de la señora White: "Así como el sitio de Jerusalén por los ejércitos romanos fue la señal para que huyesen los cristianos de Judea, así la asunción del poder de parte de nuestra nación, con el decreto que imponga el día de descanso papal, será para nosotros una amonestación. Entonces será tiempo de abandonar las grandes ciudades, y prepararnos para abandonar las menores en busca de hogares retraídos en lugares apartados entre las montañas" (Servicio cristiano, pág. 200).
El continuo de Daniel 12:11
Si la imposición del día de descanso papal (domingo) tiene que ver con la "abominación desola-dora" de Daniel 12:11, ¿a qué se refiere el "continuo" que será quitado?
Como ya hemos visto anteriormente, el "continuo", dependiendo del contexto donde aparezca en las profecías de Daniel, tiene que ver con el servicio del santuario de Jerusalén o simplemente con el culto del Dios verdadero.
Siendo que en el "tiempo del fin" ya no existe el templo de Jerusalén, ni la nación judía es ya el pueblo escogido de Dios, entonces el "continuo" de Daniel 12:11 tendrá que ver con el culto del Dios verdadero, establecido por él mismo en su Santa Palabra, o con el servicio del Santuario celestial. En otras palabras, Daniel 12:11 presenta el último drama del conflicto entre el bien y el mal y su duración. Es el conflicto entre el Dios verdadero, Creador del cielo y de la tierra, y su día que lo identifica como Creador; y un dios falso y su día, que es el signo de su autoridad.
De acuerdo a la señora White, "la importancia del sábado, como institución conmemorativa de la creación, consiste en que recuerda siempre la verdadera razón por la cual se debe "adorar a Dios", porque él es el Creador y nosotros somos sus criaturas. Por consiguiente, el sábado forma parte del fundamento mismo del culto divino, pues enseña esta gran verdad del modo más contundente, como no lo hace ninguna otra institución" (CS., pág. 490).
Si el "continuo" tiene que ver con el culto del Dios verdadero, y "el sábado forma parte del fundamento mismo del culto divino", entonces es muy probable que el sábado como día de reposo del Dios verdadero esté en juego en Daniel 12:11.
Conclusión
En resumen, propongo tentativamente que Daniel 12:11 predice que cuando se ponga a un lado el culto del Dios verdadero, representado en el sábado como "parte del fundamento mismo del culto divino" para establecer el signo de la autoridad papal o el día domingo, que es un día relacionado con el culto idolátrico, "habrá 1,290 días" (Dan. 12:1 l). "Bienaventurado el que espere y llegue a mil trescientos treinta y cinco días" (Dan. 12:12). Estos días, en el contexto de la visión y de la historia, no pueden ser otra cosa que días literales.
Con esta interpretación de Daniel 12:11 en mente, reflexionemos en las siguientes dos citas de la señora Elena G. de White:
"Durante seis mil años, la obra de la rebelión de Satanás 'hizo temblar la tierra. El convirtió el mundo en un desierto, y destruyó sus ciudades; y a sus prisioneros nunca los soltaba para que volviesen a casa. Durante seis mil años, su prisión (la tumba) ha recibido al pueblo de Dios, y lo habría tenido cautivo para siempre, si Cristo no hubiese roto sus cadenas y libertado a los que tenía presos" (Id., págs. 717, 718).
"La obra de destrucción de Satanás ha terminado para siempre. Durante seis mil años obró a su gusto, llenando la tierra de dolor y causando penas por todo el universo. Toda la tierra gimió y sufrió en angustia. Ahora las criaturas de Dios han sido libradas para siempre de su presencia y de sus tentaciones" (Id., págs. 731, 732).
Si la interpretación de Daniel 12:11 que hemos presentado es correcta, y las últimas dos citas de la señora White señalan el tiempo que Dios ha determinado para toda la historia de la humanidad, entonces el tiempo disponible que tiene la iglesia del Dios vivo para prepararse y predicar el Evangelio antes del decreto dominical, es corto.
Quiera el Dios del cielo ayudamos a entender en -qué momento de la historia nos encontramos.
Ojalá que en esta etapa crucial de la historia no caigamos en el legalismo del pueblo judío que pretenda amar la ley de Dios pero rechazó al Mesías. Ojalá que tampoco caigamos en el libertinaje del pueblo "cristiano" que pretende amar al Señor Jesús pero pisotea la santa ley de Dios. Recordemos: "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús" (Apoc. 14:12).
Nota: Las conclusiones de este artículo no reflejan necesariamente la posición tradicional de la iglesia en cuanto a la interpretación de este aspecto particular del texto. Tampoco representa la posición de esta revista. Lo publicamos para que, como el autor mismo espera, sirva de estímulo a mayores reflexiones y estudios que, a su vez, puedan conducirnos a una mayor comprensión de la brevedad del tiempo.